lunes, 13 de agosto de 2007

De árboles, bosques y alguna oruga.


Cuando los árboles impiden ver el bosque es porque la cosa está muy tupida o, sencillamente, porque anda uno muy pegado al árbol… a cualquier árbol.

Hoy me ha pasado eso a mí.

He andado muy… pero que muy pegado a un árbol. No es tan grande… pero yo estaba muy pegado a él. Mi nariz… casi quería traspasarlo, de tan pegado que estaba. Y no he sido capaz de ver el bosque. Cosa que me ha traído algún disgusto… conmigo mismo, sobre todo. Pero me alegro –de los disgustos, digo-. Si no hubiera sido por tales no estaría yo ahora aquí escribiendo esto que escribo, que de alguna forma… me lo escribo.

Puede decirse que no he estado a la altura de las circunstancias –que es decir… y no decir, pero que yo estimo suficiente- y por no estar, ni tan siquiera he estado fino. Así es, cuando ‘se mete la pata’ Y tan es así que… lo más lógico, y hasta necesario, alguien te hace ver… aquello que ha habido, es decir –en este caso- mi ‘metedura de pata’.

Tan pegado andaba –recuerden, si me hacen el favor- Tan pegado, que me perdía detalles del entorno, ricos detalles –por valiosos-, incluso amables detalles. Ciego yo.

Ciego yo, pegado al árbol, y afirmaba, con razón y todo, que aquello que veía era cierto. Y tan cierto. Pero me perdía el bosque. Y los detalles aquellos. Valiosos… e incluso amables. Y perdiéndolos me quitaba a mí y, pretendía -aunque sin querer- también arrebatarlo a los demás, enfrascado como estaba, yo, en que vieran… lo que yo veía. Muy cierto.

Porque la verdad… el bosque es importante. Pero lo árboles también. Y ver el bosque sin ver los árboles, viene a ser lo mismo que ver los árboles y no ver el bosque… pero al revés. Y se podrán preguntar –si tienen ganas- ¿no estará el autor –con perdón- queriendo 'escabullir el bulto' ahora? Y yo –que soy el autor- les diré… sí. Pero solo en apariencia.

Pegado al árbol estaba, y como estaba, tenía una perspectiva fantástica para ver detalles de esa corteza –que es como decir, del árbol ese- Y podía ver, por ejemplo, los huevos dejados por alguna mariposa en su natural proceso pro_creativo. Y esto –los huevos del ejemplo- es de justicia decir que no era visto por nadie más. Porque los demás… miraban al bosque. No se pegaban al árbol, como yo. Así… mientras yo observa los huevos aquellos… y olía la gotita de savia seca, ya, que justo quedaba en el lado del orificio derecho de mi nariz. –agradable, por cierto-. Otras personas observaban del bosque su esplendor y su aroma, que en ocasiones es mejor que el de un solo árbol… aunque en otras no.

Y me decían –los demás-… ¿no ves que maravilla? ¿No te sorprendes con la belleza…? ¿No te das cuenta de lo importante?... y yo erré que erré. Que no… Que sí… ¿Pero no se dan cuenta?... ¡la mariposa!... Necio que soy, a veces.

Alguien entonces, se puso en actitud seria conmigo. Me lo dijo claro. Oye… no estás a la altura… Así, sin más miramiento. Como debe ser entre adultos. Para no perder el tiempo –que es poco y no crece-… Y comprendí.

Ocasiones hay en que debe uno –yo hoy, por ejemplo- callar… para siempre callar. Para no caer en necedad. Para no asegurar la existencia de plaga sin haber visto más árboles… y para no amargarle a nadie su fantasía.

Las apariencias engañan. Pero muy pegado al árbol las certezas engañan también… incluso más que las apariencias. Mirando el bosque se observa un todo que, con algo de atención, incluye la plaga de orugas –si la hubiera- Mirando al árbol me perdía el aroma del bosque y me inquietaba –quizás en exceso- con los huevos de mariposa, naturalmente pro_creativa.

Gracias a quien me permitió ver… con su reprimenda. Gracias también a quien con su visión global nos muestra las hermosuras del bosque. Hoy han facilitado que me haga un poco más persona. Y no me crea tan listo… aunque, a veces, lo sea.

Mejor humilde… que ofuscado.




la foto es de arantxamex

3 comentarios:

Mari Triqui dijo...

Me alegro!
Qué importante es que nos demos cuenta de que estamos cometiendo un "error", qué paz da reconocerlo, y cuánto aprendemos de ello.

Es verdad que ese aprendizaje nos hace mejores personas, ... sobre todo en nuestra relación con nosotros mismos...

Un abrazo...

Anónimo dijo...

jajaja!! qué reflexión tan "arbolada" !!

Errores los cometemos todos y, mientras no sean "horrores", bien vale la pena detenerse a mirar el nacimiento de una mariposa...quizá porque con ella volvemos a nacer un poco.

Mi árbol debe ser una secuoya jeje

Mi vida es un contínuo renacer...para bien o para mal. Veo el bosque sólo de vez en cuando.

Anónimo dijo...

Sin darme cuenta, releo la misma reflexión...un tiempo después.

Sin buscar corrección, la he encontrado en cada rincón; sin buscar nada, me dejé llevar (como quien flota en el agua y mira al cielo).

Tú dices:
" Porque la verdad… el bosque es importante. Pero los árboles también. Y ver el bosque sin ver los árboles..."

(se siente tu tono de voz).

Y sí...
creo que, de vez en cuando, detener el paso, observar, aprender, y disfrutar...
es muy saludable.

Saludos, Benito.
Gracias.