viernes, 13 de julio de 2007

Gases


¿Qué historia contar que contada no estuviese ya?. Varias veces la misma pregunta se hizo y tantas veces respuesta no hubo que le dejara descansar.

La necesidad de escribir era ahora grande. Muy grande. Porque algunas fuerzas faltaban y el efecto caldera comenzaba a preocupar, aun sin saber bien del todo sí la misma caldera era o por el contrario era el elemento que ya no en estado líquido estaba sino que gaseoso presionaba aquellas paredes cilíndricas -que es como mejor podía imaginar cualquier caldera que de serlo se precie- presuroso por volver a la atmósfera que, azul, contiene al planeta y de donde nunca al artilugio debió pasar.

Gas noble pensaba; y reía. Porque siempre gracia le hizo imaginar que hasta a los gases afectaba la cosa de las clases. Aunque bien, o casi bien sabía que tal nobleza no provenía de nobiliaria condición, sino de la incapacidad que tenían los tales gases para reaccionar con otros elementos y que nunca perdían aquella individualidad atómica que nobleza, por pureza, les daba.

Pero sí. Gas noble, como el helio que por ligero sobre los demás flota o el neón, que más pesado, agrada por su hermoso color naranja cuanto dentro de algún tubo a la red eléctrica se conecta y a las fachadas ilumina. Gas noble se sentía. En caldera presionando y presionando. Haciendo tiempo y desesperando a la vez. En medio siempre de un juego de dualidades vitales. Seguro a veces, inseguro otras tantas. Convencido e ignorante. Entre el amor y su contrario. Entre la tierra y el cielo. Vivo… pero incompleto. Y al escribir esto comprendió. Metano y no helio era. Metano con ínfulas de nobleza. Metano en estado sólido que, soñador; de la caldera huir deseaba.

Se levantó de la silla que para trabajar usaba. Y con firme resolución al cuadro de mandos se acercó. Presionó el botón rojo del panel y los vecinos pudieron escuchar un ruido, ronco, casi grito se diría. Al instante la aguja del presostato se desplazó a la izquierda. Clara muestra de que la intensidad de la presión disminuía.



La foto es de spiffytumbleweed



(Publicado en La página de los cuentos el 21/05/05)

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