Un día cualquiera. De cualquier semana de un mes. Te fuiste muy aprisa. No sé sin con ganas o a la fuerza. Pero te fuiste.
Yo quedé esperando y pensando; ¡ya volverá! Y me dormí. Como suelo hacerlo tras algún agotamiento. Profundamente. Sin movimientos siquiera. Ocupando de la cama lo imprescindible.
Días después me di cuenta. Ya no volverías. Ni volverían aquellos momentos. Solos tú y yo. Sin prisas. Disfrutando los dos en un mundo a nuestra medida hecho. Como de verano en invierno. Felices de encontrarnos. Sin rutinas. Amigables. Descalzos. Con el afecto en los dedos. De juego hechos.
Ahora. Tendido en el sofá. Tal como a ti te gustaba verme. Reconozco que te añoro. Ya la casa sin pelos. Nada huele a ti -y me alegro- Pero me falta el ronroneo. Tu bigote no afeitado y esas uñas; afiladas garras de gato de las que huyendo me hacia daño.
La foto nada tiene que ver con el tema... pero que me gustó; es de Llanisca
(Publicado en La página de los cuentos el 31/05/05)
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